Cuando nos lanzamos a la aventura de aprender un nuevo idioma siempre nos preguntamos cuál será la mejor forma de hacerlo: cómo, dónde, con qué método, solos o con un profesor, etc. Hay muchas formas de aprender español y también hay muchos tipos de estudiantes, unos son muy buenos y otros no tanto… ¿Qué tipo de estudiante de español eres tú? En este artículo me gustaría hablaros de mi experiencia como profesora de español con estudiantes muy buenos y estudiantes no tan buenos.
Pero antes de empezar voy a presentarme para que podáis conocerme un poquito mejor. Me llamo Adoración, un nombre largo y no demasiado bonito, de tradición familiar, que cuesta mucho pronunciar, así que en mis clases de español todos mis estudiantes me llaman Ado, sí, Ado, terminado en -o aunque soy una chica.
Soy profesora de español desde hace ya 17 años que si os digo la verdad, se me han pasado volando. Durante todos estos años he enseñado español en diferentes países, en EE.UU., en Alemania, en Turquía…y he vivido experiencias culturales fantásticas. Sigo tan enamorada de mi profesión como el primer día pero ahora sé con qué estudiantes me divierto más en clase y cuáles aprenden más rápido. Como todo en esta vida, es una cuestión de actitud y motivación.
Un buen estudiante de español…
¿Quieres saber si tú eres un buen estudiante de español? Para ello, y siempre desde mi opinión, debes cumplir cinco requisitos fundamentales:
- Un buen estudiante siempre está sentado antes de que llegue la profesora, tiene todos sus libros ya abiertos y preparados, no le falta bolígrafo, ni papel. Y además, todos los lunes, para hacerle a su profesora más llevadero el día, le trae un café con leche de su cafetería preferida.
- Un buen estudiante de español siempre se muestra atento a las explicaciones de su profesora y no bosteza ni una sola vez, aunque su compañero de al lado no pare de hacerlo y esto sea sumamente contagioso, resiste y no bosteza.
- Un buen estudiante de español siempre responde a las preguntas de su profesora con entusiasmo y alegría, habla sin miedo a equivocarse y participa activamente en la clase. No tiene ningún miedo porque sabe que su profesora está ahí para ayudarle. Un buen estudiante no se avergüenza de sus errores, si no que se ríe con humor ante la desastrosa pronunciación de alguna –r o –j que no conseguimos dominar.
- Un buen estudiante siempre está dispuesto a cantar en español, no importa si la canción es buena o mala, moderna o antigua, la Macarena o Despacito, el buen estudiante de español no tiene miedo al ridículo y se llena de valor para cantar, y a veces, hasta bailar, delante de toda su clase. Por supuesto, la ovación está asegurada.
- Un buen estudiante de español se esfuerza en aprender los verbos irregulares y disfruta utilizándolos, aunque a veces no los conjugue del todo bien, se resiste a hablar en infinitivo, practica en casa, en el parque, en los bares, en la calle, y al final consigue dominarlos y hablar como un auténtico español.
Un mal estudiante de español…
Bueno, estoy segura de que tú cumples estos cinco requisitos, o por lo menos alguno de ellos. Y si no, tranquilo, no tires la toalla tan pronto, a lo mejor perteneces a ese grupo de estudiantes no tan buenos pero que disfrutan igualmente aprendiendo español. ¿Qué es para mí un mal estudiante de español?, ¿un estudiante que nadie quiere tener en clase porque es un verdadero rollo?
- Un mal estudiante de español siempre llega tarde, pero no 5 minutos tarde, ¡no!, hablamos de quince, veinte o treinta minutos tarde. Además, hace muchísimo ruido al sentarse y te interrumpe para pedirte un bolígrafo o papel. Viene con muchísima cara de sueño y no presta ninguna atención, solo a su móvil, aunque crea que la profesora no se está dando cuenta, ¡lo vemos todo!
- Un mal estudiante de español se queja de todo, del calor, de la comida, del ruido, de los horarios, de los libros, de las sillas, parece que nada le satisface ni cumple sus expectativas. No se deja llevar ni disfruta de la aventura.
- Un mal estudiante de español se sienta en clase como si fuera un champiñón y no habla, ni responde ni participa en clase por desmotivación o miedo a equivocarse.
- Un mal estudiante de español sigue diciendo “es bien” después de un curso intensivo de español de doce semanas.
Y esto es todo. Espero que te lo hayas pasado bien leyendo este artículo y que te hayas sentido identificado con algunos aspectos del “buen estudiante” de español, si por el contrario, te has sentido más identificado con el “malo”, no te preocupes, aún estás a tiempo de abandonar el lado oscuro y empezar a divertirte aprendiendo español a tope.